viernes, 2 de marzo de 2012

Tipos de Aceros inoxidables quirúrgicos para cirugía

Metales empleados
Los instrumentos quirúrgicos pueden ser de: a) acero al carbón cromado. Son los que se usan generalmente debido a que son baratos, fáciles de mantener y de buena terminación por su pulido. Sin embargo, su superficie enchapada puede sufrir el ataque de soluciones de pH bajo, salinas y otros productos químicos, que hace necesario el reemplazo, es que el metal se pique, se oxide o se levante la superficie.
b) acero inoxidable. Pueden ser de las series 300 y 400. Básicamente, el acero inoxidable está compuesto de hierro, cromo y carbón, con otros elementos, como el níquel, combinados en diversas proporciones para obtener las propiedades deseadas. El acero inoxidable de la serie 400 (martensítico) alto en cromo y bajo en carbón, proporciona mayor dureza a través del tratamiento por calor. Ello le da resistencia al uso, lo cual es especialmente importante para los instrumentos quirúrgicos cortantes, que deben conservar la calidad de filo junto con la fuerza y durabilidad del acero inoxidable.
Unos pocos instrumentos quirúrgicos se hacen básicamente de: c) aleaciones de titanio. Por lo general se emplean en instrumentos micro quirúrgicos. Se considera que tienen una excelente resistencia a la corrosión, a las altas temperaturas pero la estructura interna de estas aleaciones las hace algo quebradizas, siendo su uso principal para sustituir al acero inoxidable cuando es necesario disminuir el peso.
Finalmente: d) las placas de carburo-tungsteno agregan una nueva dimensión a las superficies de prensión y de corte. Estas sustancias son muy duras y muy resistentes al uso.
Resistencia a la corrosión.
Un instrumento quirúrgico debe ser resistente a la oxidación y la corrosión. Una vez que está en uso, el instrumento se halla en un estado de autopasivación, ya que su exposición a la atmósfera o a ciertos agentes oxidantes durante su manipulación y uso prolonga el proceso de oxidación, es decir, crea y mantiene la continuidad de la película de óxido de cromo. Ciertos procedimientos de limpieza y manipulación pueden dañar esta película protectora y deben evitarse. Tanto los limpiadores abrasivos como marcar los instrumentos con un equipo vibratorio pueden afectar dicha película y dar lugar a la corrosión. Si se ha alterado el baño de óxido de cromo y ya ha comenzado la corrosión, hay que enviar el instrumento al fabricante para que lo someta nuevamente a la pasivación y al pulido.
Limpieza de los instrumentos.
Es importante una preparación adecuada del personal en cuanto a la limpieza del instru-mental y las técnicas de manipulación, aumentando el tiempo del reemplazo anual de instrumental. Hay que ser concientes de que el instrumental es caro, delicado y que debe manipularse correctamente en la sala de operaciones para garantizar su duración. Un hecho que con frecuencia se olvida es que una limpieza y esterilización inadecuadas tienen un impacto significativo sobre la vida útil del instrumento. La misma puede realizarse en forma manual, con lavadora-esterilizadora o limpieza ultrasónica.
Limpieza manual
La mayoría de las clínicas deben procesar sus instrumentos en forma manual. Los residuos más gruesos y visibles se deben eliminar inmediatamente después del uso debiendo realizarlo en piletas destinadas para el fin. Las poluciones salinas son muy corrosivas por lo que conviene usar agua destilada o desionizada. La limpieza posterior se verá facilitada, pues los restos de sangre y tejido no se secarán en las articulaciones y zonas dentadas. Si no se puede continuar el proceso enseguida los instrumentos no deben sumergirse el tiempo más allá de lo necesario, para evitar corrosión, en agua tibia desionizada que contenga un detergente neutro, poco espumoso, suave y no corrosivo. Un tiempo de remojo adecuado permite que el detergente movilice los depósitos de suciedad más inaccesibles.
El proceso de limpieza final debe llevarse a cabo con cuidado, conviniendo usar un cepillo de mano con cerdas duras de plástico. Cada instrumento se limpiará cuidadosamente, incluyendo las articulaciones, zonas dentadas, trinquetes y otras áreas poco expuestas. Lo más aconsejable es un detergente poco espumoso, moderadamente alcalino (pH < 8). Nunca hay que emplear jabón común, sobre todo en aguas duras, por la película alcalina insoluble que puede formarse sobre los instrumentos, que protegería a las bacterias que han quedado retenidas allí, en el momento de la esterilización.

El enjuague final se debe efectuar completamente con agua destilada o desionizada. Tiene un pH de entre 6,7 - 7,2 y deja un pH de superficie neutral al ser barridos los restos de agua alcalina del lavado. Los depósitos del agua alcalina (calcio, magnesio, fosfato) y metales (hierro, cobre, cadmio) se depositan por sí mismos sobre la superficie que luego sufrirá corrosión. El agua destilada también contiene sólidos, disueltos o no, que se adhieren a la superficie de los instrumentos, por lo que el secado debe ser total, sobre todo si el material se guarda por un tiempo antes de esterilizarlo. El hecho de que el agua de enjuague sea caliente contribuye al secado. Si éste no se lleva a cabo debidamente, se producirá la oxidación durante el almacenamiento.

Fuente:http://www.vet.unicen.edu.ar/html/Areas/Cirugia%20general/Documentos/7-Instrumquirurgico.pdf

Más información en:http://html.rincondelvago.com/aceros-inoxidables_1.html

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