
Por: Javier Guerrero
La retina es un tejido transparente que se encuentra ubicado en la parte posterior del ojo, es aquello que ayuda a ver las imágenes que son enfocadas por ella en la córnea y el cristalino. Se produce el desprendimiento de la retina cuando se separa la retina neurosensorial del epitelio pigmentario, acumulándose líquido en el espacio que queda entre ambas. En este caso el sector de retina afectado queda sin riego sanguíneo, produciendo así una pérdida de la visión variable, ya que dependerá de la amplitud de lo que es la zona afectada.

Existen dos tipos básicos de desprendimiento. El desprendimiento de retina regmatógeno está causado por un desgarramiento que afecta a todas las capas de la retina. Las personas con miopía avanzada son propensas a presentarlo, pues en ellas la retina es más delgada de lo habitual a causa de la degeneración miópica. Por otro lado, se encuentra el desprendimiento traccional, este se produce por una tracción del humor vítreo sobre una retina a la que esta adherido por tractos fibrosos anormales, en este caso, los pacientes diabéticos que sufren retinopatía diabética están especialmente predispuestos a esta modalidad.

La mayoría de los pacientes con este tipo de enfermedad (desprendimiento de retina) necesitará cirugía, ya sea inmediatamente o después de un corto período de tiempo. La cirugía puede no ser necesaria, en caso que no se tenga los síntomas o no se haya tenido el desprendimiento durante algún tiempo.
Para prevenirla, se debe usar anteojos protectores para evitar traumatismo en los ojos y además se recomienda visitar al oftalmólogo al menos una vez al año, en especial si se tiene factores de riesgo para que se presente un desprendimiento de retina.
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